Álvaro Ruiz de Ocenda - Doctoralia.es

Terapia Individual

Después de practicar durante varios años terapia, de haberme formado en varios modelos, estoy empezando a ver este espacio como un momento de encuentro entre dos personas, terapeuta y paciente/cliente, en el que asumiendo la responsabilidad de la terapia y lo que ello conlleva (técnicas, encuadre, código ético…) empiezo a ver que lo más importante es sobre todo la relación terapéutica. Y esta relación es uno de los factores que más inciden en los resultados positivos (Norcross, Beutler y Levant, 2005).

Gran parte del trabajo terapéutico se basa en la Terapia Centrada en la Compasión (CFT) de Paul Gilbert. Esta terapia se sitúa en el ámbito de las terapias cognitivos conductuales de tercera generación, y se aplica a una amplia variedad de problemas de salud mental (depresión, ansiedad, evitación social, trastornos alimentarios, trastorno de estrés postraumático, desajuste psicológico general y evitación experiencial entre otros)

La CFT es una terapia integradora que, a través de un proceso de descubrimiento guiado orientado a disminuir el sufrimiento emocional, utiliza estrategias de intervención basadas en la evidencia científica, tales como el diálogo socrático, el descubrimiento guiado, la identificación de conductas de seguridad, consciencia de la evitación y exposición, experimentos de pensamiento, encadenamiento de inferencias, toma de perspectiva, reevaluación, experimentos conductuales, mindfulness, conciencia del cuerpo y de las emociones, entrenamiento de la respiración, prácticas compasivas en imaginación y generación de conducta compasiva, entre otras.

Regulación social de las emociones

La CFT permite conocer y comprender los diferentes estados motivacionales y emocionales que modelan la forma en que funciona nuestra mente (pensamientos, esquemas, creencias, aquello a lo que prestamos atención y cómo nos comportamos) así como a cultivar el equilibrio entre ellos. Concretamente, el sistema de rango social competitivo (caracterizado por la auto-crítica y preocupación por la percepción de competencia), el sistema de poder o dominio (caracterizado por el deseo de asumir el control) y el sistema de cuidado o amistad (caracterizado por compartir valores).

Configuración social del yo a través de la teoría del apego

La CFT ayuda a comprender y reconocer que muchos de nuestros conflictos tienen su origen en experiencias tempranas de apego que no elegimos ni planeamos (estuvimos indefensos ante ellas), pero que dan forma a nuestra experiencia y al tipo de persona que acabamos siendo (podemos sentirnos seguros o amenazados; podemos esperar de los demás apoyo y cuidado, o esperar daños o negligencia; y así aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos y con los demás con amabilidad, dureza o aislamiento). El reconocimiento compasivo (cálido y sensible) de experiencias de apego dolorosas o traumáticas constituyen el factor fundamental que posibilita cambiar desde una perspectiva basada en la culpa y la vergüenza, hacia una postura compasiva desde la que afrontar con seguridad la historia personal.

  • La CFT permite comprender que nuestros patrones cognitivos, así como la arquitectura neuronal subyacente, derivados de las relaciones tempranas, y de forma especial las figuras de apego (cuidadores primarios), influyen en sentirnos o no seguros, en regular con éxito o no nuestras emociones, así como los estilos de vinculación con los demás y la función neuronal en la edad adulta.

  • La CFT permite desarrollar una relación de afiliación interna amistosa y solidaria (despojada de la auto-crítica y de los sentimientos de vergüenza, culpa o inadecuación) que posibilita conectar, desarrollar, internalizar con este tipo de refugio y base segura interna desde donde acopiar el valor necesario para implicarse en las experiencias temidas y evitadas.

Procesos de la Terapia Centrada en la Compasión

Como hemos visto, una definición generalmente aceptada de compasión es “sensibilidad al sufrimiento de uno mismo y de los demás con el compromiso de aliviarlo y prevenirlo” (Gilbert, 2015). La compasión también se caracteriza por su calidez, es decir, por el tono afectivo amable cuando nos enfrentamos a las dificultades. De este modo, podemos sentirnos más seguros y pasar de una perspectiva centrada en la amenaza a un estado mental abierto, reflexivo y flexible.

  • En la CFT, la compasión es una orientación que capacita para abordar el sufrimiento con una motivación útil de acercarnos a él y aliviarlo, al tiempo que nos proporciona el contexto y escenario necesario para el cambio (Kolts, 2016). El terapeuta proporciona este contexto asumiendo de forma flexible los roles de facilitador, profesor-guía, figura de apego seguro y modelo (humano e imperfecto) de compasión.
  • La CFT enfatiza el conocimiento y comprensión de aquellos factores que, aunque no hemos elegido o planificado, desempeñan un papel crucial en nuestros conflictos. De este modo, podemos dejar de avergonzarnos y culpabilizarnos por todo aquello que no es culpa nuestra. Este proceso de liberarse de la vergüenza y la culpa va acompañado de un fortalecimiento simultáneo de la responsabilidad y el valor emocional (coraje) para desarrollar estrategias y habilidades adaptativas y compasivas orientadas a trabajar con las emociones, relaciones y situaciones difíciles y, de este modo construir vidas satisfactorias y significativas.
  • En la CFT, desde el principio de la terapia, cultivamos una versión del yo significativa y coherente con los valores, sin tratar de erradicar las otras partes del yo más vulnerables, sino buscando comprenderlas profundamente. Construimos, desde la vulnerabilidad,  el auténtico “yo compasivo“, que alberga cualidades de fortaleza, sabiduría, coraje y bondad.

Este enfoque permite comprender y reconocer que gran parte de lo que sentimos (emociones, motivaciones, imágenes y recuerdos que surgen sin ser llamados; pensamientos automáticos que van en contra de los propios valores) así como la forma en que hemos aprendido a responder (hábitos que hemos intentado cambiar sin éxito) no es culpa nuestra, ya que no hemos elegido que la evolución nos haya dotado de un cerebro y una mente diseñados para sobrevivir. Sin embargo, no estamos exentos de la responsabilidad de aprender a trabajar y actuar de manera efectiva con estas situaciones, conductas y sentimientos.

En definitiva, la CFT:

  • Facilita la aproximación y el reconocimiento empático y amable (sin juicios ni críticas) del sufrimiento emocional;
  • Valida, apoya y otorga significado a las causas más profundas del sufrimiento en la historia personal y en las relaciones e interacciones sociales (tempranas y/o tardías);
  • Activa sistemas afectivos evolucionados para crear sentimientos de seguridad, confianza, fortaleza y coraje que promueven la intención y capacidad para abordar y trabajar directamente con el sufrimiento emocional y las situaciones difíciles.
  • A través del enfoque cálido, sensible y útil que proporciona la compasión, permite trabajar con el sufrimiento (que es el contenido central de la terapia) desde la experiencia sentida de seguridad, reforzando de este modo los sistemas neuronales subyacentes que apoyan las experiencias mentales de seguridad y calma en el futuro. Por otro lado, la relación y el ambiente terapéuticos (proceso de la terapia) de la CFT están diseñados para ayudar al cliente a generar sentimientos de seguridad y equilibrio emocional en que el terapeuta se compromete con el cliente de forma cálida y alentadora.
 

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